sábado, 24 de abril de 2010

Así lo contó la prensa malagueña I





En la edición del martes 30 de marzo el diario la Opinión de Málaga publico un interesante artículo suscrito por J. A. SAU. y titulado “Estudiantes sigue dando lecciones de fe y tradición”.

Acompañamos el contenido de dicho artículo con fotos del citado diario.



MÁLAGA. Es, sin duda, una de las cofradías más seguidas del Lunes Santo. Y, también es cierto, el cortejo procesional de Estudiantes gana en orden y belleza a medida que avanza por las calles de Málaga. Es de las más populares; de hecho, ayer llevaba 850 nazarenos. Al principio del recorrido, se hicieron filas de tres para que cupieran todos. Ni la plaza del Carbón ni en Calderería llevaban las velas encendidas. Con un recorrido como el suyo, hay que ahorrar cera. Eso sí, la curva estaba llena de fieles que no cejaban en aplaudir el paso de las imágenes.
Abría el desfile la banda de cornetas y tambores del Carmen (Perchel). La marcha ´A tu corazón, madre marinera´ rompió el silencio. Pero los vítores no se hacen clamor hasta que el Cristo Coronado de Espinas, sobre su impresionante trono, llega a Calderería. La banda de los ´Moraos´ de Almogía interpreta ´Cristo de los Estudiantes´; los hombres de trono iban magníficamente guiados por el mayordomo, que los hacía escuchar la música y no tenía reparos –no como otros– en dar un toque de campana para mecer o coger el paso.



La sección de la Virgen iba algo desordenada. Poco más se podía hacer con la gente pasando de un lado a otro sin parar. Detrás, la Dolorosa de Gracia y Esperanza. Como siempre, el paso típico de Málaga se hizo presente. Las cofradías no sólo han de catequizar sobre la pasión, sino también sobre las tradiciones malagueñas: y nuestra mecida es única. La banda Julián Cerdán de la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda interpretó, sin pena ni gloria, el himno de la cofradía: ´Gaudeamus igitur´, cantado a la sazón por casi todos los hombres de trono a la entrada de Calderería.


El exorno floral, de sobresaliente: rosas marusias para la Virgen; el Cristo, con bouganvillas. Sin duda, su momento cumbre fue, un año más, el acto de la plaza del Obispo, donde volvió a cantarse el ´Gaudeamus igitur´ más profundo y bienintencionado. Y tampoco llovió.

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