jueves, 14 de enero de 2010

El evangelio del domingo


EL EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11

En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino."
Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora."
Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga."
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua."
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo."
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
"Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.


NOTAS BÍBLICAS

Jesús realiza siete "signos" (número de plenitud) en el evangelio de Juan para "hacer crecer la fe de sus discípulos". El de Caná es el primero.
La relación de Dios con su pueblo es simbolizada en los profetas del Antiguo Testamento con la imagen de unas bodas. Aquí la de Jesús (en el capítulo siguiente Juan Bautista se refiere a él como el esposo) con el pueblo.
Este signo es relacionado por Jesús con su "hora", que es su pasión salvadora. En ambos momentos está presente María, y en ambas ocasiones Jesús la llama "mujer" en vez de madre. Ella es figura de todo judío, de todo creyente, que espera en Dios la salvación y la reconoce en Jesús.
El pueblo judío de las purificaciones (para el que están las seis tinajas -número de algo incompleto-) no tiene vino (ni siquiera agua: están vacías). Jesús colma al pueblo.

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