Retales de vivencias
Mª Luisa Robledo Aguirre
Cuando aún era una niña de seis o siete años, de la mano de mi hermano
En la casa de mis padres, tus abuelos, se hizo el primer manto de terciopelo que procesionó nuestro Cristo. Aquello fue un lujo y todos participamos en aquel extraordinario acontecimiento.
Ya con esa temprana edad, las vísperas del Lunes Santo y después del traslado del Cristo desde
Al llegar a la adolescencia durante algunos años estuve al lado del trono llevando bebidas y bocadillos a mis “estudiantes”.
¡Qué tiempos aquellos!
Después me convertí en mujer. Y a mis hijos aún antes de nacer los llevaba detrás de la procesión desde la salida al encierro, pues su padre, el estudiante, cambió el varal por el submarino. (Ahora uno de mis yernos va debajo del manto de
Todos son de
Ahora soy una abuela. El de mis nietos, aquel estudiante, lleva el trono de traslado y aunque todos los años dice que es el último, el cariño y la nostalgia no le dejan dar ese paso.
Tengo seis nietos, seis maravillosos nietos (la mayor de tres años) y todos visten de Burdeos. El Lunes Santo es ya para ellos el gran día.
Hoy al ver esta foto los recuerdos se me han amontonado y me he puesto a pedirle a María que les llene de gracias y les dé la esperanza para creer en un mundo mejor.
Pablos, Luís, Miguel, Javi, Jorge: No dejéis que nadie les quite a estos niños, nuestros hijos, el amor a nuestra Cofradía ni las fuerzas para conservar nuestras tradiciones religiosas.
Julio 2007
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