sábado, 14 de abril de 2012

Carta de una Hermana

Publicamos esta carata que ha escrito Inma.

Hola a todos,


Desde que comenzó este calvario hasta el mismo día en que se marchó mi padre, los sentimientos latentes en mi corazón han sido la rabia (porque le haya tocado al él), la impotencia (por no saber qué hacer, donde acudir), la desolación (por no saber cómo hacerle saber que estaba a su lado y lo mucho que le quería) y la incertidumbre (porque no sé dónde estará y si se ha marchado en paz, si ha sufrido….). Evidentemente nadie quiere ver morir a uno de los suyos, pero yo no sabía lo duro que iba a ser perder a mi padre. Por un lado tengo suerte de haberlo tenido a mi lado durante 39 años, pero por otro siento que aún me hacía mucha falta, necesito sus consejos, su apoyo y amor incondicional, necesito que vea crecer a mis hijas, que sepa que lo echo de menos, que nos vea salir de la situación que tanto le preocupaba….y fundamentalmente se la mucha falta que le hace a mis hijas, mi hermana y a mi madre. Hay tantas cosas que me recuerdan a él, que hacen que se me salten las lágrimas a menudo, pero supongo que es lo normal.

Podéis imaginar lo duro que fue verlo en la cama del hospital tanto estando enfermo como cuando ya todo había pasado, porque muchos también lo vivisteis, lo duro que fue verlo tras ese cristal,…y despedirte de él sin palabras, solo con llantos; pero lo que yo no sabía es lo duro que iba a ser decírselo a mis niñas. Ni siquiera había podido pensar en lo que iba a decirles cuando de repente el lunes santo a escasos metros del trono del Cristo de los Estudiantes, Daniela que aún no se cómo pudo preguntarme aquello, porque aunque todo el mundo me besaba y daba su apoyo, en ningún momento mencionaron la terrible frase,…Mama ¿el abuelo esta muerto? Se me vino el mundo encima y mire a Lucía esperando que no lo hubiera oído,…pero me dijo con la voz entrecortada, mama ¿Cómo está el abuelo? No pude mas que decirle Lucía el abuelo está….y las lagrimas inundaron mis ojos una vez más; jamás he visto a mi hija llorar con más desconsuelo diciendo mama no me digas que el abuelito está muerto, no me lo digas, es que no he podido despedirme de él, por qué se ha marchado tan pronto (aún hoy no entiendo la madurez de mi hija en ese momento, para hablar de esa manera y llorar como lo hacía). Trate de explicarle que el abuelo estaba muy enfermo y solo podía curarse con la magia del Señor pero para eso tenía que llevárselo con él al cielo. Daniela también lloraba desconsolada (sólo tiene 4 años y no os podéis imaginar esa carita llena de lágrimas y el corazón en un puño) y las dos: ¿quién nos va a enseñar a montar en bici, que él iba a hacerlo? y nos las tiene que arreglar, que el abuelo es quien lo arregla todo…..Gracias a Dios pude sacar fuerzas de donde no las tenía para con una sonrisa explicarles que su abuelo era tan bueno y nos echaba tanto de menos y nos quería tanto, que el Señor lo había convertido en un ángel protector para que siempre estuviera a nuestro lado ayudándonos, y que la forma que tenía de comunicarse con nosotros era a través de una estrella en el cielo, que cuando la vieran brillar muy fuerte sabrían que era él. La fortuna (por la llamarlo así) quiso que en aquél momento miraran al cielo y vieran una sola estrella pero con un brillo casi imperceptible; estrella que cuando llegamos a casa brillaba tan fuerte que les dije que el abuelo había esperado que llegáramos allí para que así supiéramos seguro que era él. Sus caras se iluminaron y le dijeron hola con sus manitas y una sonrisa dulce e inocente. Aunque en estos días a veces sueltan frases refiriéndose a su abuelo y a la situación, que me dejan helada, parece que lo tienen más asimilado.

El dolor no desaparecerá nunca pero si es cierto que esos sentimientos de rabia, impotencia, desolación e incertidumbre que habitaban en mí, van tornándose hacia una cierta paz y consuelo porque sé que él estaba sufriendo y, aunque injusto porque no tendría nunca que haber pasado por ahí, es lo mejor. Por un lado, cada día que pasaba, egoístamente me alegraba por tenerlo con nosotros, pero por otro no podía ver a mi padre sin poder moverse, con ese dolor que seguro fingía no tener, con esa odiosa mascarilla que aunque le ha ayudado a seguir con nosotros algún tiempo más, a él lo tenía angustiado….tan delgado, tan tristón y desanimado, y haciendo un esfuerzo encomiable para comer algo y que así nos pusiéramos contentos.

Como no se me da bien expresarme hablando, quiero hacerlo desde aquí y daros las gracias a todos, no ya sólo por lo bien que nos habéis tratado y el apoyo que hemos tenido con vosotros, sino por el amor y compañía que le habéis dado a mi padre, profesados durante toda la vida pero más acentuados en sus últimos momentos. Y es con eso con lo que me quedo; el viaje que ha emprendido mi padre, es un viaje sin retorno y al que no se puede llevar equipaje, pero lo que sí se ha llevado consigo es lo único que importa, un amor profundo y hermoso, y que se ha ganado día a día siendo como era, tan bueno, tan honesto, servicial, cascarrabias a veces pero tan noble; buen hijo, padre, marido, abuelo, hermano, tío, suegro, amigo, compañero….Trabajador incansable hasta el final y con una fortaleza y dulzura que aunque no nos haya cogido del todo por sorpresa, si es verdad que me han hecho sentirme más orgullosa aún si cabe de ser su hija. Por donde quiera que pasara la gente lo quería y admiraba porque nunca ha hecho daño a nadie sino todo lo contrario, mi padre no tenía malicia, ni guardaba rencor, quería a todos los que le rodeaban con sus defectos y virtudes, y es por ello que me parece tan injusto que nos haya dejado tan pronto, pero como ya dice el dicho “siempre se marchan los más buenos”.

Doy las gracias a quien quiera que sea o lo que quiera que sea que haya hecho que yo naciera en el seno de esta gran familia (y no solo en número) que ha sabido mantenerse unida y que sé que continuará así, y que consigue que entre todos nos apoyemos y hace que este duro trance sea un poquito más llevadero. Gracias abuela y abuelo por haberlo parido y criado, gracias titos y titas por haber sido los mejores hermanos (tanto los de sangre como los cuñados), gracias primos y primas porque lo queríais más que aun tío y eso él lo sabía, gracias amigos y compañeros por vuestra amistad y cariño, gracias marido e hijas por vuestro apoyo y amor y ser mi tabla de salvación, gracias hermana por haber sido tú la que de las dos siempre le diera besos, arrumacos y carantoñas que yo por mi carácter no he sabido transmitirle aunque los sintiera de la misma forma, y sobre todo gracias mama porque no me imaginaba que ibas a ser tan fuerte y a no derrumbarte al menos delante de él, y aunque estuvierais de gresca sé lo mucho que lo quieres y le echas de menos y también él a ti (habéis podido comprobarlo en este tiempo tan difícil).

Soy quien soy gracias a mi padre y su recuerdo estará siempre en mi memoria y en mi corazón, y es algo que no podrán arrebatarme nunca.



Donde quiera que estés, que sin duda será un sitio especial y ocuparas el lugar de honor porque te lo mereces, te quiero papa.

No hay comentarios: