viernes, 19 de febrero de 2010

Evangelio del Domingo


EL EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 1-13


El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan." Jesús le contestó: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre"."
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo."
Jesús le contestó: "Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto"." Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras"."
Jesús le contestó: "Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios"."
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Notas Biblicas



Lucas nos ofrece una rica catequesis sobre la persona y la misión de Jesús, llena de evocaciones del Antiguo Testamento: el desierto, el número cuarenta, el ayuno... sobre todo nos remite a los 40 años de Israel caminando por el desierto, donde también tuvo tentaciones.
Jesús es guiado en el desierto por el Espíritu que acaba de recibir en su bautismo (como Israel era conducido por Dios en el desierto), y ahí tiene un encuentro con el Acusador, significado del griego Diablo, que se autopresenta como dueño de todos los reinos del mundo.
Éste pide a Jesús que le demuestre su filiación divina ("si eres Hijo de Dios...") en la manera que él le indica: a través de acciones prodigiosas (piedras en pan, sostenido por los ángeles) y arrodillándose ante él. Jesús decide hacer las cosas como le indique Dios, refutando cada tentación con la Palabra de Dios (usa textos del Deuteronomio 6 y 8). El mismo diablo usará la Biblia (dos citas del salmo 91) para confundir a Jesús.
Lucas termina advirtiendo que las tentaciones continuarán a lo largo de la vida de Jesús ("el demonio se marchó hasta otra ocasión")

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